lunes, 9 de julio de 2012

Puppy preschool


El día que me llamó mi mamá preguntándome qué iba a hacer ese día y contesté "Bueno solo tengo planeada la visita de una amiguita de Koda a la casa, sí una amiguita de su escuela", me di cuenta de que algo no era hacía corto circuito en mi respuesta. Ah sí, cabe mencionar que Koda es mi hermoso perrito nuevo.

Sadie y Koda
A Koda lo rescatamos hace aproximadamente un mes, estaba en un refugio con alto potencial de eutanasia; en Estados Unidos la mortalidad por eutanasia en perros está entre los 4 y 6 millones de perros por año. Eh ahí porqué la insistencia de los gringos en la adopción. Y para más información pueden ver también el documental de HBO "One Nation Under Dog", pero aguas, contiene escenas que son para estómagos fuertes.

Bueno pero en lo que estába, Koda y su escuela. Mi esposo es gringo, bien gringo y ahora vivimos en Los Angeles, CA. Entonces hay clases de TODO. En la búsqueda de una clase que nos ayudara a entrenar a nuestro nuevo bebé (porque de verdad queremos lograr un perro bien portado), encontramos un lugar, The Zoom Room; y una clase, Puppy Preschool. Sí, traducido al castellano es Maternal para Cachorros. 

Al principio pensé, que maaameys en tiempos de aguacates!!! Pero una vez que llegas y ves a todos estos cachorritos en un mismo lugar, es la cosa absolutamente más tierna que te puedes imaginar. Está Doug un gran danés de 14 semanas que tiene complejo de chihuahua y de pesar 3 lbs, en lugar de las 25 que ya pesa. Están la adorable pareja de pugs: Cleopadra y el Capitán Regan; la necesidad de Cleo por repartir besos, y el Capitán jugando con sus premios pueden ser la programación continua de cualquier canal de televisión y juro que el raiting sería altísimo, y el mensaje mejor que cualquier programa de Televisa o TV Azteca. Luego está Sadie, una pastor-poddle-labrador que solo se puede comparar con la chica popular de cualquier escuela, es inteligente, carísmatica, juguetona, se encarga de que el grupo sea grupo y además es hermosa. Y mi Koda, mi osito mordelón que cada vez es más y más feliz en clase y que ya aprendió el valor de un premio.

Sé que suena a exageración típica americana, pero estos $25 dólares la hora, se han convertido en no solo una inversión para que mi perro aprenda a quedarse quieto y caminar con correa y a no morder; es también un momento de humanización, de aprender realmente que tener un perro ese un compromiso por 15 años con un ser que te adora a pesar de todo, que no son guardias, si no compañeros y que no te piden consentimiento, si no guía. 

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